miércoles, 30 de junio de 2010

MI PUPEAÑOS


¡Hoy estoy de pupeaños! Así llama Julieta a los cumpleaños. Desde que les conté a mis hijas hace 1 semana que faltaba poco para MI CUMPLEAÑOS todas se quedaron emocionadísimas con la idea de la fiesta. Claro que se imaginaban un cumple infantil y no había caso de hacerles entender lo contrario. Fernanda me preguntó mil veces: “¿mami pero de qué vas a hacer tu cumpleaños?” Evidentemente esperaba una respuesta tipo: de Princesa o de Hello Kitty. Como no le podía responder de “ama de casa desesperada” le dije que era de GRANDES. Tras constatar que en mi cumpleaños no iba a haber globo loco ni cama elástica perdieron un poco de interés en la fiesta, pero enseguida encontraron donde derivar sus atención.


Se pasaron la semana entera fantaseando con lo que me iban a regalar. Todos los días surgía alguna idea fantástica y por supuesto sumamente imaginativa. Fernanda que está empezando a perder los dientes me dijo que con lo que tenía ahorrado de lo que le trajo el ratón Pérez (la importante suma de 30 mil guaraníes) me iba a comprar un auto nuevo porque el mío está muy viejito y también un vestido rosado ya que no tengo (algo que a ella le preocupa muchísimo) y ¡LO QUE SOBRABA iba a donar a Haití! Solo un niño puede hacer rendir tanto a 30 mil guaraníes.


Paulina, la científica de la casa y que en este momento está pasando por una fase geológica, me dijo: “Mami, yo te voy a regalar una Piedra”. Divertida le contesté: “¡Que buen regalo Paulina, en tu cumple yo también te voy a regalar una HERMOSA piedra!” A pesar de que le encantan las piedras, y ya tiene una “importante” colección armada con todas las piedras que llaman su atención, pensó al respecto y me contestó que prefería una muñeca. Como buena científica en potencia, ¡no tiene ni un pelo de tonta!


Pero lejos la más original fue Julieta, que con toda la inocencia de sus 2 añitos y medio, me dijo súper emocionada que me iba a regalar nada más y nada menos que ¡UN SHOPPING! ¡Ojalá fuera posible, ya que me vendría MUY bien este regalo en “mi pupeaños”!


Lastimosamente los ahorros de Fernanda no alcanzaron para comprarme el auto ni el vestido rosado, y obviamente el ambicioso regalo de Julieta quedó relegado al mundo de sus fantasías. De lo que no me salvé fue de la piedra de Paulina, que era el más factible de todos los regalos. Esta mañana me trajo, envuelta y con moño, una piedra que encontró en el patio y que pintó con témpera para darle valor agregado. Por supuesto la recibí con exagerada emoción y ya le di un lugar destacado en la sala de la casa. Las tres enanas me despertaron cantando y me entregaron un lote de dibujos y tarjetas llenas de monigotes y garabatos. Me llenaron de besos y de abrazos y mientras me cantaban “Que los cumplas feliz”, me entregaron en sus miradas emocionadas y vocecitas dulcemente desentonadas el mejor de los regalos: su amor.