lunes, 11 de marzo de 2013

EL QUE SE PICHA PIERDE




Me encanta esta frase: “el que se picha pierde”.  ¡Es tan cierta! Los niños muy pichados siempre terminan retirándose de los juegos irritados por haber perdido o por no haberse salido con la suya; y al hacerlo,  se pierden de toda la diversión y la alegría que traen los juegos infantiles.

Por lo general los niños pichados son farreados tanto que siempre terminan peor que cuando empezaron a picharse. Y parece mentira, la pichadura es como un incentivo para seguir tentando. Ni bien empieza un niño a picharse porque perdió o porque lo están tentando con algo, y máaaas le tientan los demás niños. Parece luego que se disfruta más tentando a los más pichados.

Fernanda es taaan pichada que de chiquitita ya le apodamos “Pichona Picheta”. No se le puede luego tentar. Ni bien uno empieza y ella ya se enoja. Cosa que hace que todos (y aquí debo hacer un mea culpa e incluirme) empecemos a tentarle aún más.  Muchas veces termina llorando histérica por tonterías tan absurdas que resultan difíciles de creer que hayan generado tanta rabia en ella.  Para el colmo, Paulina es reee tentona. ¡Tiene alma de tentona luego!

La otra vez se estaban sacando fotos con el iPad y de repente empezaron los llantos histéricos de Fernanda.
- ¡Mamaaaaaa, mamaaaaa! ¡Guaaaaaaa! Paulina guaaaaaaa! ¡Está poniéndome barbaaaaaa guaaaaaa!!!!
Yo no entendía que pasaba.
- !¿Cómo que te está poniendo barba?!

Había sido que Paulina había agarrado una de las fotos que Fernanda se había hecho con el iPad y le estaba pintando una barba verde con una aplicación de dibujo que permitía dibujar sobre las fotografías. Tenía unos bigotes naranjas enrulados que la hacían aún más graciosa. Obviamente tampoco pude aguantarme la risa y terminé riendo cómplicemente con Paulina. Al final, en vez de poner orden, empeoré la situación. Fernanda ya estaba fuera de sí. Como si en realidad le estuvieran creciendo bigotes anaranjados y pelos verdes en el mentón. No había forma luego de hacerle entrar en razón de que se trataba sólo de una broma. Fernanda estaba absoluta y totalmente indignada con su hermana mayor. Y la hermana mayor estaba taaan deleitada con este hecho que ya había empezado a intervenir toooodas las otras fotos de la hermanita. 

Tuve que ponerme nomás nuevamente en rol de madre seria y hablar con las dos. A Pauli le hice borrar todas los dibujos que había hecho de su hermana diciéndole que estaba bien bromear, pero cuando uno empieza a herir a los sentimientos de los demás, había que parar. Por su parte tuve una larga charla con Fernanda en la que le expliqué los mecanismos de la pichadura. 

Le dije: “Mi amor, si vos no parás de picharte, te van a tentar más. Todos los niños son así. Al que más se picha, más se le tienta. No sé porqué pero es así. Si vos no te pichas van a parar en seguida. Tenés que reírte de las bromas y nunca, nunca tomarlas en serio.”

Cuando se volvió a producir otro incidente un par de días después ya adopté la filosofía de mis viejos, que cuando nos pichábamos nos dejaban resolverlo solos. Dejé que Paulina se piche y arme todo su escándalo hasta que se le pasó sin necesidad de intervención mía. Operé tal y como si se tratara de una rabieta. ¡Porque al fin y al cabo el ser pichada no es más que tener rabietas por el orgullo herido! Como ella se alejó de la situación, puso distancia entre su hermana y ella. La hermana al no tenerla en frente, al poco tiempo se aburrió y no siguió tentándola. Ahora la enana ya sabe que si se picha, la única que sale perdiendo es ella.