martes, 30 de noviembre de 2010

CELEBRANDO EL FIN DE AÑO


Se acerca el fin de año. Como siempre, cuando las lucecitas de navidad empiezan a titilar en las noches asuncenas, a muchos nos entra una especie de nostalgia por el año que pasó. Al enfrentarnos a un nuevo año que está por comenzar, miramos atrás y sentimos como si el tiempo hubiera volado. 

Yo cada vez que empiezo a vestir mi casa de navidad -por tradición nunca antes del 8 de Diciembre-, siento como si hubiera sido ayer cuando estaba decorando con mis hijas el arbolito del año anterior.  Y siempre termino sorprendida de que haya transcurrido un año entero entre un arbolito y otro. A la emoción de mis hijas que corren de aquí para allá con guirnaldas y demás adornos navideños, se le une mi nostalgia. 

Los niños no tienen mucha noción del tiempo. Mis hijas ni bien termina la navidad ya empiezan a preguntarme cuanto falta para que vuelva a venir Papá Noel, ilusionadísimas de que mi respuesta sea que falta poco. Les cuesta entender el tiempo contenido en un año y ni se les cruza por la cabeza todo lo que ese tiempo implica.
Un año transcurrido, es un año que no volverá nunca más. Si bien disfruto enormemente ver crecer a mis hijas, no puedo evitar sentir en mi corazón una breve tristeza por todo lo que ya no volverá a ser igual. Nuestros hijos crecen tan rápido, cambian tanto de un año a otro que nos cuesta aclimatarnos a tantas transformaciones.

Mirando atrás hacia el año que pasó veo tantos momentos hermosos que ya no volverán. Pienso en cada uno de sus cumpleaños, en las mil y un anécdotas que me hicieron reír tantas veces, nuestras conversaciones nocturnas más memorables, sus descubrimientos, sus avances, sus pequeñas victorias, sus grandes emociones y en cada minuto de nuestro día a día que es tan precioso para mí.

Este año no voy a permitirme estar triste. Lo que pasa es que tengo muchas cosas que celebrar…. Para empezar celebro las bendiciones que Dios me da. La hermosa familia que tengo, la salud de mis hijas, el amor que nos une, la tranquilidad de poder cubrir sus necesidades y la felicidad de nuestro hogar.

En segundo lugar celebro los momentos que vendrán. Porque un hogar con niños siempre está lleno de sorpresas y alegría. Estoy ansiosa por ver todos los hermosos regalos que mis hijas me darán el año próximo. Y por regalos no me refiero a aquellos que se envuelven con papeles y moños de colores, sino a aquellos que se envuelven con sonrisas y amor.

¡Por último, celebro con alegría que el 2011 será mi primer año sin pañales en 9 años! Julieta finalmente acaba de dejar los pañales, que últimamente usaba ya solo para dormir.  ¡Estoy tan contenta que hasta tengo ganas de decorar el arbolito con pañales, hacer guirnaldas de pañales y hasta envolver los regalos con los pañales que me sobraron! 

Espero que ustedes también encuentren tantas cosas para celebrar como yo. ¡FELIZ 2011 A TODAS!

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